Con más de un guiño al Gobierno nacional, el libreño apuntó contra el kirchnerismo, habló de la situación de la Corte, del radicalismo federal y lo que se vendría en las elecciones locales.
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El presidente del bloque UCR del Senado, Eduardo «Peteco» Vischi fue entrevistado en la víspera por el portal porteño Infobae y se refirió a diferentes cuestiones del quehacer nacional y provincial.
A continuación, el desarrollo de la charla que dio con el periodista Facundo Chaves.
Todos los sectores alineados con el kirchnerismo criticaron la actuación de los jueces y hablan de proscripción a la ex presidente Cristina Fernández y de una sentencia injusta.
-El peronismo, el justicialismo, el kirchnerismo, tiene que dejar el relato y hacerse responsable de sus acciones. Déjeme sospechar de que esto termina siendo una nueva forma de instalarse como centralidad política. Hay muchos que hasta le conviene que Cristina no esté más, porque de alguna forma también favorece una renovación en el peronismo. Correr a la figura política que más problemas le trae al peronismo, que es Cristina. Es como esos cuadros enormes, que ya no se sabe dónde poner en un departamento. Al peronismo le viene bien que la saquen y que esto inicie un proceso de renovación. Hoy hay más una épica de la resistencia, que genera un relato que ya todos lo vivimos y sabemos que está acabado.
¿Para usted Cristina está proscripta?
-No, está condenada por los delitos que cometió. Tuvo todo su proceso judicial correspondiente. Sea como sea, la Justicia tomó la decisión y no hay que meterse en las decisiones de la Justicia. Para mí no es una proscripción. Sabiendo el relato que iban a armar en función de eso, ella adelantó una candidatura para justamente colisionar con la sentencia. La condena ofrece un motivo para unir y movilizar, porque más allá del relato, no tienen nada para contar, en una Argentina que está fundida por culpa de muchas de sus acciones.
¿El kirchnerismo y la oposición en general pueden adoptar una posición más agresiva con el Gobierno?
-Si el kirchnerismo -o el peronismo que acompaña- no es más confrontativo, es porque no puede. Como ha perdido la brújula y el acompañamiento de la gente, si no hizo más, fue porque no pudo. En todo momento que puede, el peronismo intenta romper el equilibrio fiscal, que es lo que más le gusta. Busca cualquier acción populista para darle plata al que sea, con tal de que eso genere quedarse con el mensaje, con el relato, y hacerle al Gobierno pagar un costo de equilibrio fiscal, con el objetivo de romper las finanzas públicas.
Un tema que cada tanto tiene flujo y reflujo es el tema de la Corte. Si hay que ampliarla, hay que dejarla como está, si tienen que ser siete, nueve o 25 integrantes. El Senado ya está en un proceso de discusión sobre ese tema. ¿Cuál es su posición?
-La institución Justicia está gravemente herida, muy debilitada, por una vacancia muy importante: casi un tercio de la Justicia Federal y nacional, y casi el 40 por ciento de la Corte. Tenemos de cinco miembros, hay solo tres. Si hablamos solamente de la Corte, es un tema realmente muy delicado, porque es un órgano colegiado que está en manos de tres. Quiere decir que estamos concentrando el poder en tres y eso afecta muchísimo a lo que necesitamos como un organismo de discusión y que genera impacto sus decisiones y lo estamos viendo. Lo más importante es cubrir con las dos vacantes lo antes posible. El Gobierno salió muy herido de lo que pasó este año con las postulaciones, pero también hicieron mal las cosas y se lo marcamos. Diría que lo antes posible debería tratarse cómo se cubren no solamente los dos miembros de la Corte, sino también el Defensor y demás.
Mencionó el radicalismo. ¿Cómo está el partido?
-El radicalismo está muy debilitado en términos federales, con muchos líderes provinciales con fuerza, gobernadores que además son ejemplo. Cualquier gobernador radical puede mostrar con creces lo bien que está llevando adelante la administración, que tiene equilibrio fiscal y que además hace obras, se dedica a la salud pública, la educación y demás. Tenemos modelos de gestión, buenos gobernantes radicales para mostrar en la Argentina. El problema es que no tenemos líderes federales, no hay posibilidad de encontrar un líder. El actual Presidente terminó teniendo una posición que era la más convincente para su propuesta local, que también le salió mal, otros que fueron invitados a participar al radicalismo y terminaron generando su propio partido, como Facundo Manes. Esas cosas van hiriendo al radicalismo. Estoy convencido de que, con lo que tenemos podemos recuperarnos, porque además es una etapa que va a necesitar del radicalismo, como ya se necesitó en otro momento de la historia. Cuando nace el radicalismo, lo hace saliendo de la generación del 80: ahí apareció un Hipólito Yrigoyen proponiendo austeridad, transparencia y ser ejecutivos y eficientes.
El radicalismo atraviesa internas. Con sectores alineados con el Gobierno, sectores que están muy en contra, y sectores que están en el medio. ¿Cómo lo ve usted?
-Lo que digo es que casi no hay discusión y ese es un problema del radicalismo nacional. ¿Dónde está la discusión? ¿Dónde se ve? Cada uno está tratando de ver cómo se posiciona. Sí, es cierto que hay algunos radicales que directamente no quieren saber absolutamente nada y no aceptan nada de este Gobierno, es cierto. Y también «radicales con peluca», que todo lo que el Gobierno diga lo aceptan. Pero también estamos los que entendemos que hay radicales que gobiernan y tienen responsabilidades, y yo me paro ahí, en cómo se mantiene una relación institucional con el Gobierno. En las cosas en las que no estamos de acuerdo, saber explicarlas con firmeza y responsabilidad, y las cosas en las que estamos de acuerdo, acompañar, incluso si hay posibilidades de hacer algunos cambios. Lo hicimos con la Ley de Bases: la mayoría de los cambios, lo hicimos los radicales en el Senado y después se aprobó en Diputados. Cuando se puede se intenta aportar para mejorar.
¿El Gobierno está haciendo las cosas bien, mal o regular?
-En algunas cosas bien, en otras cosas no me parece muy bien. Me parece muy bien plantarse en el gasto público, algo que antes era insospechado. Que un Gobierno diga «no quiero gastar» y que todo el mundo aplauda. Antes era: «¡Qué gobierno desalmado, que no se hace cargo». Eso logra el equilibrio fiscal y ofrece una estabilidad absolutamente necesaria para tener un panorama de la realidad de la economía argentina. Lo que no estoy viendo es cuál es la salida o cuál va a ser la mirada para que podamos salir de esta situación de estancamiento, para que empiece a crecer la Argentina. Cuál va a ser el modelo, dónde vamos a poder ecualizar la economía para que no nos transformemos en otro menemismo, donde era más barato importar y destruir fuentes de trabajo. Cómo hacemos para sostener esa Argentina que todavía tiene la posibilidad de producir. Tampoco me gusta el ataque a las instituciones y el tema de la transparencia. Esto de no mandar el Presupuesto y no poder controlar, al punto que la Auditoría todavía no podemos integrarla.
¿Hay margen para que haya un acuerdo electoral en Corrientes y aplicar el modelo del Chaco?
-El debate que tiene el Gobierno, por lo que uno escucha, es que buscan saber «cuánto tengo», en esta etapa de crear su propio partido. También puede pasar que en algunos lugares, como en el Chaco, diga «bueno, tal vez acá no me conviene tanto saber cuánto tengo, sino mostrar una victoria», con un Gobierno provincial que ha sido aliado, porque todo lo que acompañé en el Senado tiene que ver con una directiva del Gobierno de la Provincia, en este caso, de Gustavo Valdés. Sí, hay formas de entendernos y hay tal vez coincidencia en algunos aspectos. Eso va a depender de que el Gobierno también termine de decidir si quiere ver cuánto vale en Corrientes o si realmente quiere tener una victoria con el Gobierno provincial.
Trascendió que la charla que tuvo Gustavo Valdés con Karina Milei no terminó muy bien. ¿Hay buena sintonía entre el Gobierno de Corrientes y la Casa Rosada?
-No tengo conocimiento de la intimidad de esa reunión. Creo que había sido una reunión tranquila, sin conclusiones, porque la pasaron para más adelante. Las conclusiones de esas conversaciones calculo que vendrán esta semana.
Si usted tuviera que decidir, ¿firmaría un acuerdo con La Libertad Avanza, como en el Chaco?
-Sí, creo que puede ser muy positivo.