Cambios en Cancillería: la salida de Bustamante refleja el avance de Karina Milei y una impronta «más comercial»

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En medio de la interna por las listas bonaerenses, Karina Milei avanzó en otra área clave de la política libertaria: el rearmado de la Cancillería, en función de una nueva orientación más comercial que política que lleva a cabo junto a Diego Sucalesca, titular de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI). Su creciente peso quedó evidenciado por la salida de Eduardo Bustamante, el último funcionario en pie de la gestión de Diana Mondino.

La renuncia de Bustamante como secretario de Relaciones Exteriores —en criollo, vicecanciller— se oficializó el lunes en el Boletín Oficial, aunque había sido presentada el 9 de julio después de meses de especulaciones sobre el rol secundario al que fue relegado el diplomático de carrera luego de que Casa Rosada redefiniera el organigrama al nombrar a Gerardo Werthein, cercano a «El Jefe», como nuevo canciller.

Bustamante, de bajo perfil, estuvo asociado con el PRO (fue subsecretario de Fronteras en el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich) y contaba con trayectoria en la gestión pública. Sin embargo, junto al resto del gabinete de Mondino, quedó en el centro de la interna libertaria tras la votación en la ONU contra el embargo de Estados Unidos a Cuba, una jugada diplomática que, si bien cumplió con la tradición y labor diplomática, molestó a la Casa Rosada y terminó con la ministra afuera.

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Eduardo Bustamante

Como sucesor de Leopoldo Sahores, Bustamante fue el único funcionario que sobrevivió al sobresalto, junto a la secretaria de Malvinas Paola Di Chiaro. Pero su posición era insostenible en función del nuevo armado de la cúpula de Cancillería. En cambio, se lo vio cumpliendo un rol protocolar en eventos y embajadas, lejos de la toma de decisiones que quedó en manos de Werthein y del cónsul en San Pablo, Luis María Kreckler, una figura que cobró una creciente influencia en la toma de decisiones del Ministerio de Relaciones Exteriores.

En tanto, su salida marca el final de esa etapa. Según reconstruyó PERFIL con base a fuentes cercanas al Palacio San Martín, la renuncia de Bustamante ocurrió en sintonía con el cambio de paradigma que supuso el Gobierno libertario en política exterior, una de las pocas políticas de estado sostenidas, y que no tolera el más mínimo disenso ni desviación de lo trazado en Balcarce 50.

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Eduardo Bustamante «no encajaba en los planes de esta nueva etapa. No estuvo a la altura», dijo un exfuncionario diplomático que conoció en primera persona el giro en política exterior del Gobierno de Milei; pero también el cambio en los «modelos» de Mondino y su sucesor, el exembajador en EEUU, quien se encargó de aplicar la bajada de línea ideológica y la motosierra en el organigrama que enojó a buena parte del cuerpo diplomático.

Para Bustamante todavía no hay reemplazo designado, y eso no es un dato menor: si bien se trata de uno de los cargos más relevantes del Palacio San Martín, ahora vacante en plena redefinición de la política exterior, lo único cierto es el alineamiento total con Estados Unidos e Israel. Y que aquel que no esté de acuerdo se tiene que ir. «Un puesto así se piensa con tiempo, no se improvisa. Hoy simplemente no está cubierto», señaló un exembajador ante este medio.

Sumada a la salida de Demian Reidel como jefe de Asesores presidenciales esta semana, la de Bustamante es la 156° partida oficial de la administración libertaria desde el comienzo de la gestión y la 11° dentro del área de relaciones exteriores. Ocurrió en medio de un reordenamiento silencioso pero firme: el avance de Karina Milei sobre la gestión libertaria, incluida la política exterior. Desde la Secretaría General de la Presidencia, la hermana del presidente define línea por línea el nuevo perfil diplomático. «Es un avance muy importante de Karina sobre Cancillería”, admitió una fuente de larga trayectoria diplomática.

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El modelo que promueve la armadora política de La Libertad Avanza ya no es político ni diplomático: es técnico y comercial. La prioridad está puesta en los negocios, y los nombres se eligen en función de esa lógica. El nuevo secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Fernando Brun —exembajador en Alemania— responde al esquema que encabeza Karina, con la influencia informal de Kreckler. Ambos son parte del nuevo núcleo de poder en la Cancillería, junto a Werthein.

Al mismo tiempo, sigue en funciones Nahuel Sotelo, exdiputado provincial y miembro de «Las Fuerzas del Cielo», la militancia libertaria digital. Designado por Karina Milei como secretario de Culto, mantiene perfil bajo y no habla con la prensa. Otro de las figuras de confianza es Sucalesca, que se encarga de promover los intereses argentinos a través de la agencia AAICI. El periodista y actor, muy cercano a Karina Milei, cuenta con una caja millonaria de cerca de 17 mil millones proveniente de la Secretaría General de Presidencia, según supo este medio.

ML

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