Este lunes, a los 47 años, falleció Alejandra “Locomotora” Oliveras, una de las figuras más importantes del boxeo argentino. El pasado 14 de julio había sufrido un ACV isquémico y permanecía internada en terapia intensiva en el hospital José María Cullen de Santa Fe, ciudad en la que residía.
Nacida en Jujuy, Alejandra forjó una carrera extraordinaria en el ring: fue campeona mundial en seis ocasiones, con un récord de 33 victorias, tres derrotas y dos empates en un total de 38 combates. Pero su legado trasciende lo deportivo.
Después de su retiro en 2017, se convirtió en una influencer y referente social. A través de sus redes, compartía rutinas de ejercicios, frases motivacionales y un mensaje constante de lucha y empoderamiento.
La historia de vida de Oliveras estuvo atravesada por la violencia de género. Desde muy joven, enfrentó situaciones de abuso, pero logró salir adelante gracias al deporte. Su decisión de boxear no nació solamente del deseo de competir, sino como un acto de supervivencia.
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La Locomotora que noqueó al machismo y al clasismo
En reiteradas entrevistas Alejandra reveló que uno de los motivos por el que empezó a boxear fue porque «quería parecerse a Mike Tyson» y para salir la pobreza. «No pude estudiar, la universidad me quedaba así en kilómetros”, contó a TyC Sports y agregó que también tuvo que aprender a defenderse de su pareja, quién era un golpeador.
“Me enamoré de una persona que parecía un príncipe azul. Cuando quedé embarazada, se transformó. Me pegaba embarazada, me pegaba cuando venía loco. Pero cuando realmente dije basta fue cuando le pegó al bebé, que tenía 10 días. Le grité ‘asesino’ y me recagó a palo. Y ahí dije: esta es la última vez. No quiero vivir este infierno. Me voy a defender. Yo sé que también tengo fuerza, también tengo un puño”.
Su vida cambió para siempre en ese momento. “No es el enemigo la persona, es el miedo tu enemigo. Si vos te defendés, ya cambia la cosa. Ahora, si te quedás… te van a seguir pegando hasta que se cansen. Yo me defendí de él y esa fue mi primer trompada. Ahí dije: nací para ser feliz. Quise ser Tyson. Me jugué a un sueño”, relató con pasión.
Luego, a los 20 años, ya madre de dos hijos, participó de una pelea improvisada en una plaza de su pueblo, motivada por una apuesta radial y la noticia de que Mike Tyson había salido de prisión.
“Éramos dos mujeres sin experiencia, el árbitro era el carnicero del pueblo, y el público era todo el pueblo. Nos dimos rodillazos, patadas, de todo. Pero yo gané”, cuentó entre risas en una entrevista con TN. Fue entonces que buscó un gimnasio en Adelia María, a varios kilómetros de su casa, y comenzó a entrenar con Carlos San Miguel, su primer entrenador.
Todos los días recorría caminos de tierra en una pequeña moto, compartiendo espacio con varones que a veces se “pasaban de mano” en los entrenamientos. “Volvía con el ojo hinchado y mi mamá se enojaba. Me decía ‘¿para qué vas si te viven cagando a palos?’”, recuerdó.
Pero nada la detuvo. La Locomotora siguió entrenando, enfrentando prejuicios, dolor y carencias, hasta cumplir su sueño.
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La pelea de la Locomotora por la igualdad y los derechos de las mujeres
El 3 de junio de 2019, en la quinta marcha de Ni Una Menos que se realizó en Santa Fe, Alejandra se subió al escenario y dio uno de sus discursos más recordados por su fuerza y contundencia.
“Respeten nuestros derechos. Y si no, se los vamos a hacer respetar a la fuerza. Porque tenemos fuerza también. Claro que sí. Gritando ‘no nos maten’, ‘para que no nos violen’, por los femicidios y travesticidios también. Libres nos queremos, vivas nos queremos y fuertes nos queremos”, dijo Oliveras.
En ese mismo mensaje denunció también la desigualdad en el boxeo y la explotación que sufren muchas mujeres en el deporte:
“En el boxeo, donde tengo seis títulos mundiales que no los tiene nadie en el mundo, nos utilizan como objetos sexuales. Nos pagan migajas, lo que ellos quieren»
En este sentido, agregó: «El hombre gana millones por un cinturón, y a nosotras nos prostituyen también. Entonces tenemos que decir basta. No. Somos seres humanos».
Alejandra Oliveras fue una mujer que transformó el dolor en pelea, y la pelea en bandera. Su voz, su historia y su lucha quedarán marcadas como un símbolo de resistencia, superación y empoderamiento femenino. En nuestros libros: campeona y heroína.
BP