Retenciones: un alivio oportuno para el campo, y para Milei

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La reducción de retenciones es un alivio clave para el campo. El anuncio llega oportuno, mientras la sequía tiene contra las cuerdas a los cultivos principales, la soja y el maíz, en el momento agronómico en el que definen los rindes y determinan el volumen a cosecha. Si bien el impacto en el bolsillo de los productores se verá con claridad a partir del otoño, la situación estaba impactando con fuerza en el ánimo de toda la agroindustria, y con repercusiones cada vez más amplias en sectores políticos.

El planteo que hicieron esta semana los tres gobernadores de la Región Centro subió la temperatura del reclamo y hasta aliados del Gobierno, como los diputados radicales liderados por Rodrigo De Loredo, se animaron a pedirlo públicamente. La presión amenazaba con llegar en estado de ebullición a la reunión que la Mesa de Enlace tiene prevista con el ministro de Economía, Luis Caputo, para días próximos. Y hasta productores autoconvocados que habían logrado una reunión digital con el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, ya habían redoblado la demanda y solicitaron audiencia con la autoridad máxima del país.

Por eso, a la promesa electoral del Presidente sobre su voluntad de terminar con “el robo de las retenciones” se le estaba terminando el plazo de espera, entre productores que están en el peor momento económico financiero desde que asumió el gobierno libertario.

Muchos que durante años pelearon contra administraciones K, y contribuyeron entusiasmados al triunfo del libertario, se situaban “en el peor de los mundos”, en alusión a los costos dolarizados que no tenían en el gobierno anterior en la misma magnitud, y la misma presión fiscal, pero con un 30% menos de precios en Chicago.

El presidente Javier Milei está rodeado de frío en los Alpes pero esta tarde, al tanto de la decisión comunicada en Buenos Aires, sintió un calorcito en su pecho y no se quiso perder un breve chateao con Nicolás Pino, el presidente de la Sociedad Rural Argentina. Los mensajes del Presidente expresaban una satisfacción especial, porque esta promesa electoral le estaba costando más de la cuenta, y ahora la empezó a cumplir, para empezar a diferenciarse -en términos estructurales- de las políticas agropecuarias K.

Esta baja equivale al 20% del nivel para cada cultivo, respecto de las retenciones que regían desde hace años; no se bajaban desde la época de Mauricio Macri, que primero las redujo y luego, las subió.

La baja en las alícuotas a los granos que se exportan, y la eliminación para todas las economías regionales, lo anticipó Clarín en diciembre, tras chequear que luego de meses de dudas el Gobierno estaba analizando el momento para dar este paso.

Respecto del impacto fiscal, la soja es por lejos lo más importante como ningún otro producto argentino. El economista David Miazzo precisó que “el impacto fiscal bruto de esta reducción de retenciones es de US$1.400 millones”. Pero el ministerio calculó una cifra menor, en el orden de los US$800 millones.

El especialista privado explicó que “el costo fiscal inicial (luego crece la recaudación por otros impuestos) se estima sobre una recaudación proyectada de US$ 7.000 millones por los cultivos afectados. Y para los productores representaría un ingreso adicional algo superior, cercano a los US$1.750 millones de dólares. Es mayor que el efecto en la recaudación, ya que se recauda sólo sobre lo que se exporta, pero el ingreso de los productores también sube por la proporción de la producción que queda en el mercado interno”.

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